Por Julia Phelps, Directora de Rotary International y socia del Club Rotario de Malden (EE.UU.), sirvió como la subcomisionada del Centro para Currículo e Instrucción del Estado de Massachusetts (EE.UU)

Directora Phelps visitando un salón escolar en la Filipinas. El maestro de la clase participó en el equipo de capacitación profesional de 2013.
En mayo de 2013, cuatro profesores de ciencias filipinos se preparaban para regresar a sus hogares tras visitar Estados Unidos como integrantes de un equipo de capacitación profesional. Ellos acababan de completar 30 días en los que aprendieron técnicas pedagógicas en escuelas, visitaron museos de ciencias, se reunieron con políticos y realizaron presentaciones ante clubes rotarios de Massachusetts y New Hampshire.
Era un momento emotivo para todos nosotros ya que juntos habíamos aprendido mucho más que estrategias para la enseñanza de las ciencias. Aprendimos que, independientemente de nuestro país de residencia, todos deseamos lo mejor para nuestros estudiantes. Todos anhelamos su éxito y, como profesores, queremos marcar una diferencia positiva en sus vidas.
Como anfitriones, nos sentimos profundamente orgullosos de los resultados obtenidos. Los profesores regresaron a sus escuelas e inmediatamente tuvieron un impacto positivo. Ellos ganaron varios concursos regionales y nacionales, recibieron ascensos profesionales y las calificaciones de sus estudiantes mejoraron sensiblemente. Sin duda, ellos estaban marcando la diferencia.
El mes pasado tuve la ocasión de visitar las Filipinas y quise restablecer el contacto con los integrantes del equipo de capacitación profesional. Pude visitar dos escuelas y comprobé personalmente el modo en que los profesores ponían en práctica lo aprendido. Vi a niñas llevar a cabo experimentos y explicar los resultados obtenidos y me emocionó ver tantos estudiantes interesados en adquirir conocimientos científicos. Recordé entonces mis conversaciones con los profesores, solo que esta vez no intercambiábamos ideas o comentarios abstractos, sino que observábamos hechos palpables.
Si la visita hubiera concluido entonces, ya hubiera merecido tanto el tiempo como el esfuerzo necesario para poner en marcha este equipo. Sin embargo, Manny Sy Peng, gobernador del Distrito 3770, organizó una reunión en la que participaron clubes de distintas ciudades para que pudiéramos conocer directamente las experiencias de los integrantes del equipo tras regresar de Estados Unidos. Ellos nos hablaron sobre el impacto que el viaje del equipo había tenido tanto en sus vidas profesionales como personales. Allí escuché comentarios como estos:
- “Gracias gobernadora Terri Kidder por cambiar la vida de un humilde maestro”.
- “Ahora tengo mucha más confianza en mí mismo. La aventura que emprendí con el equipo de capacitación profesional todavía no ha concluido”.
- “Mi sueño es establecer un centro de recursos para los maestros de mi escuela”.
- “Julia, nos pediste que volviéramos a nuestro país para marcar la diferencia en nuestras escuelas y comunidades, y eso es exactamente lo hemos hecho”.
No pude evitar que se me humedecieran los ojos. ¿Cuántas veces he pedido a los rotarios que “marcaran la diferencia”? Estos maestros tomaron en serio mi petición e hicieron justamente eso. El resultado me llena de orgullo no solo como docente, sino como rotaria.
El impacto fue exactamente el previsto por los líderes de Rotary cuando diseñaron el nuevo modelo de subvenciones. La idea era implementar proyectos que tuvieran un impacto a largo plazo, y los resultados estaban justo delante de mis ojos.
La maestra y astronauta estadounidense Christa McAuliffe dijo, “Enseño, y al hacerlo, cambio el futuro”. Este sentimiento era palpable en las aulas que visité y en las vidas de los cuatro maestros que participaron en este equipo de capacitación profesional.
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