De Ucrania a Dinamarca: un joven de 17 años encuentra un hogar de acogida con rotarios

Nota de la redacción: Al igual que muchos rotarios, el fiduciario de La Fundación Rotaria Per Høyen, socio del Club Rotario de Aarup (Dinamarca), deseaba responder a la crisis humanitaria en Ucrania. A través de la red de Rotary, él y su esposa se enteraron de que un refugiado ucraniano de 17 años, Artem Ziablov, se encontraba en Alemania. En esta segunda entrada de blog, Artem nos habla sobre su periplo desde Ucrania hasta su nueva familia de acogida en Dinamarca. 

Artem Ziablov 

Soy un estudiante de la Universidad Nacional de Karazin de Járkov, donde estoy en el primer año de mis estudios de licenciatura en matemáticas e informática. Una semana antes de que empezara la guerra, mi madre me llevó desde Járkov a Irpin, una ciudad de la región de Kiev, donde vivía antes de mis estudios. El 24 de febrero, a las cinco de la mañana, mi madre me despertó para decirme que la guerra había comenzado y que Járkov estaba bajo ataque. Miré por la ventana y oí cómo lanzaban bombas contra el aeropuerto de Gostomel, un lugar situado a 10 km de nuestra casa. Después, vimos en el cielo cazas ucranianos y misiles ucranianos que bombardeaban a las tropas rusas desde nuestra ciudad, por lo que era muy peligroso quedarse allí.. 

Entramos en pánico. Recogimos ropa y la primera noche fuimos a un refugio antiaéreo. Pero estaba muy lleno de gente que se quejaba, así que nos fuimos a otra casa. Cada uno de nosotros tenía una mochila, su pasaporte y su computadora portátil. Habíamos reservado billetes de tren, pero los trenes estaban tan llenos que decidimos partir en automóvil. Como no tenemos uno, llamé a mi mejor amigo para preguntarle si podía llevarnos a mi madre y a mí a algún lugar del oeste de Ucrania. Pero me dijo que no podía porque ya tenía que llevar a otras siete personas. Con todo, nos metimos todos en el único vehículo y dejamos a nuestro perro y a nuestro gato al cuidado de nuestro vecino. 

Fuimos a Khmelnyk, una ciudad de la región de Vinnytsia, al oeste de Ucrania, y nos quedamos allí un día antes de ir a Lviv. Allí teníamos un amigo, Lars, que es un rotario danés. Nos quedamos en su apartamento durante una semana, y luego me fui con mi madre, un amigo y su madre a Polonia, donde pasamos unos días. Desde allí, mi madre y yo emprendimos caminos separados. Como ella podía seguir trabajando en Bulgaria, se fue allí a vivir con unos amigos, mientras que yo me fui con mi amigo y su madre a Alemania. Fue allí donde los Hoyen vinieron a buscarme. 

El viaje fue difícil. Es duro dejar tu casa y ver imágenes de lugares donde has pasado mucho tiempo y darte cuenta de que algunos de ellos ya no existen. Es muy emotivo. Al mismo tiempo, comprendes que tu vida es mucho más importante que todas las cosas que dejas atrás. 

En cierto sentido, ahora que se ha producido la invasión hay menos incertidumbre. Antes, todo el mundo en la universidad especulaba sobre lo que pasaría si Rusia invadía. Muchos pensaban que sería como en 2014, y que se impodrían sanciones pero nada más. Ha sido increíble ver la respuesta de todo el mundo. Cuando llegamos a Polonia, todos los voluntarios fueron extremadamente amables y había mucha gente ayudando. De hecho, yo había estado en Dinamarca unas cuantas veces antes de la guerra. Todo ha sido muy agradable. 

Sigo en contacto con muchos de mis amigos, algunos están en Francia, Alemania o en Polonia. Hablamos a través de las redes sociales y nos preguntamos «cómo estás» y «qué haces» en este o aquel país. También tengo un amigo en el ejército ucraniano, y estamos en contacto tratando de ayudarnos mutuamente. 

Al principio, no podía pensar en hacer nada. Solo me sentaba a ver las noticias. Recientemente, he empezado a tener tiempo para pensar y reflexionar sobre todo lo que ha pasado. Hace aproximadamente una semana, pude ponerme en contacto con uno de mis profesores que se quedó en la universidad. Los profesores siguen dando clases a muchos de nosotros, y estamos intentando aprovecharlas al máximo. 

Por fin estoy empezando a ser capaz de reanudar alguna semblanza de vida cotidiana. Estoy muy agradecido a todos los rotarios y a las demás organizaciones que me han ayudado. Los Hoyen han sido muy amables y todo ha ido bien.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s