De Australia a los Países Bajos: los programas para jóvenes de Rotary me convirtieron en la persona que soy hoy

Por Taylor Randall

Mi relación con Rotary comenzó desde antes de que yo naciera.

Soy la cuarta generación de mi familia vinculada al Club Rotario de Nerang, Queensland (Australia). Mi bisabuelo fue presidente fundador, mi abuelo fue socio fundador y expresidente, y mi madre, la primera mujer invitada a afiliarse al club en 2000, se convirtió en la primera presidenta del club en 2007.

Y después llegué yo. Cuando tenía un año, causé sensación en el evento de natación comunitaria “World Swim for Malaria”. He participado con orgullo en Interact, el Intercambio de Jóvenes de Rotary, Rotex (exparticipantes en el Intercambio de Jóvenes de Rotary) y en el “National Youth Science Forum” (Foro Científico Nacional de la Juventud) de Australia, del cual Rotary es aliado fundador. Sin duda, los programas de Rotary para la juventud han desempeñado un papel importante en la formación de quien soy hoy.

El club Interact de mi escuela organizó actividades como “Paint Your Pinky Purple” (Pinta tu meñique de morado) para concienciar sobre la labor de Rotary en la erradicación de la polio. Las parrilladas y las rifas eran habituales. Pero yo quería dejar una huella mayor en el mundo; quería ampliar mi comprensión internacional.

Después de hablar con mis amigos aquí en Australia y en otras partes del mundo, aprendí que el acceso y la calidad de la educación varían bastante alrededor del mundo. Como mujer joven en Australia, era muy afortunada de poder atender a la escuela y quería que mis compañeros supieran lo afortunados que son también. Mi club Interact empezó el programa “Do It In A Dress” (Hazlo en un vestido) para apoya a la organización internacional “One Girl”, enfocada en la recaudación de fondos y en concienciar sobre la igualdad en la educación femenina.

En menos de una semana nuestro club recaudó más de 2000 dólares australianos (USD 1330) animando a los estudiantes a realizar actividades físicas como pulseadas, juegos de baloncesto, lanzamiento de esponjas mojadas (“corn hole”) y lucha de sumo, todas ellas mientras llevaban puestos vestidos o tutús. Para celebrar el éxito de esta iniciativa, organizamos un desfile de moda en el que nuestros maestros lucieron sus vestidos más modernos. Hasta el propio director de la escuela participó: vestido, peluca, maquillaje y todo. Fue todo un espectáculo.

Después de estás experiencias me sentí inspirada de ver qué tan lejos podía llegar con Rotary. Un año más tarde, me encontraba en Groesbeek, un pequeño pueblo de los Países Bajos, participando en un Intercambio de Jóvenes de Rotary. Esta experiencia produjo los momentos más impactantes y transformadores de mi vida. Ya había tenido el privilegio de conocer a rotarios de todo el mundo en la Convención de Rotary International de 2014 en Sídney, y nuevamente en Toronto en 2018. Había coleccionado insignias y pegatinas de personas en la Casa de la Amistad, así como de rotarios que conocí en autobuses, trenes y tranvías. Ganar el valor para hablar con extraños fortaleció mi confianza y me animó a superar los límites de mi zona de confort.

En enero de 2020 dejé Australia para participar en un año de intercambio. Después de dos meses estimulantes de vivir mi mejor vida de intercambio, desafiando mi zona de confort, descubriendo una nueva cultura y aprendiendo un nuevo idioma, comenzó el confinamiento en los Países Bajos a causa de la COVID-19. La escuela, Rotary, la iglesia, los Scouts y todo lo demás ahora se llevaba a cabo en línea… ¡y en holandés!

Para seguir conociendo gente nueva con ganas de servir a los demás, me uní a “Rotary Interactive Quarantine” (ahora conocida como Rotary Youth Network). Conocí a 800 interactianos, estudiantes de Intercambio de Jóvenes de Rotary y participantes del RYLA de aproximadamente 30 países diferentes. No solo conocí la cultura holandesa, sino culturas de todo el mundo, todo desde mi habitación. 

Debido a la pandemia, regresé a Australia solo cinco meses después de haber iniciado mi año de intercambio. Pero me sentí agradecida de haber podido vivir en persona una pizca de la vida del Intercambio de Jóvenes de Rotary.

Desde que regresé del intercambio, he querido retribuir a Rotary todo lo que me ha dado. Soy socia fundadora y actual presidenta del “Southern Star Rotex Club” del Distrito 9640 e integrante del Comité Distrital de Intercambio de Jóvenes. También tengo el honor de formar parte del Consejo Asesor de la Juventud de Rotary International, en representación de todos los participantes y exparticipantes en el Programa de Rotary para la Juventud de todo el mundo. Apoyo las voces de la juventud en todos los aspectos de mi labor y aliento a otros exparticipantes a reconectarse con el mundo de Rotary. 
 
Estoy aquí hoy gracias a los rotarios que creyeron en mí y en el poder de los programas de Rotary para la juventud. A todos ellos les digo: ¡Gracias! 


 

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